Se propone la construcción en la zona septentrional del recinto de un nuevo volumen en L, con sus dos alas perpendiculares frente al Centro de Historia y la Biblioteca María Moliner, y el Albergue Municipal, respectivamente.
Este nuevo volumen, que constituirá la fachada norte del Claustro Mayor y del Claustro Antiguo, se articula con el edificio existente en T, con fachada hacia la calle Alonso V, conformando entre ambos una planta en U, con tres alas de diferentes anchuras y complejidad, que cierran el nuevo espacio exterior de acogida del Centro Cívico, con acceso desde la Calle Asalto. Los espacios de transición entre el edificio existente y el nuevo volumen en L, son ocupados por elementos de relación, como el vestíbulo, el espacio exterior de acogida, zonas de circulación y elementos de comunicación vertical.
El nuevo volumen en L acoge diversos usos en las plantas baja y primera, aunque alberga fundamentalmente el Centro Municipal de Restauración, Rehabilitación y Conservación de Patrimonio Cultural. Si desde un criterio global de intervención parece adecuado que la presencia física de la nueva construcción se defina por una muy reducida paleta de materiales, el programa que alberga el edificio, en cuanto almacenes y talleres de piezas patrimoniales de gran valor nos remite a la idea del edificio entendido como «cofre» o contenedor.
Se configura, por tanto, el edificio como un cofre, denso y hermético hacia el exterior, con el uso del cobre natural prepatinado mate como único material de fachada, en forma de chapa plegada, o lamas verticales en determinadas zonas. En las fachadas se coloca a modo de chapas plegadas, lo que dota de profundidad a la fachada, y permite una percepción distinta del edificio en función de la iluminación según el momento del día y la posición del espectador. Dotar de escala y de una cierta percepción dinámica a la fachada era una cuestión que debía resolver el proyecto, dado que el uso del edificio conlleva un número muy limitado de huecos y unos planos de fachada fundamentalmente opacos.
Una vez definidos los criterios de actuación, la imbricación de los nuevos volúmenes construidos con los espacios y edificios existentes, justifican las operaciones de sustracción, retranqueos y alineaciones del nuevo volumen, estableciendo nuevas relaciones formales y espaciales entre los distintos edificios y espacios del Recinto de San Agustín.
Situación: Antiguo Convento de San Agustín. Zaragoza
Arquitectos: Magén Arquitectos
Promotor: Ayuntamiento de Zaragoza
Concurso: 2006
Proyecto: 2006-2007
Superficie: 10.160,21 m2
1º premio en Concurso de Proyectos, 2006
«Magen Arquitectos: Arquitectura 2002-2012», 2012.
Magén Arquitectos
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